El balayage es una palabra francesa que, atinadamente, significa “barrer”. Son luces altas y bajas pintadas a mano alzada al azar a través de los mechones, que añaden una dimensión reflectante y luminosidad. Gran parte del color se centra desde los medios hasta las puntas, pero los efectos más favorecedores se logran cuando se aplican reflejos sutiles también a través de la línea del cabello.
Cuando escuchas la palabra “balayage”, puede que lo primero que te venga a la mente sean las mechas rubias. Sin embargo, esta técnica es mucho más que añadir unos rayos de sol a las puntas. Todo tipo de tonos, desde pasteles a castaños oscuros o a brillos de arcoíris, pueden recibir el tratamiento de balayage, por lo que este es uno de los servicios de color más versátiles que tus clientas pueden elegir.
Las tendencias para este otoño apuntan a la gama de colores toffee o caramelo con un barrido que deje ver la profundidad del tono base, también se le agregan sutiles reflejos dorados para aportar más dimensión y luminosidad al rostro.
Debido a que respeta el tono original del crecimiento, no es un tinte que requiere alto mantenimiento, pero sí debe retocarse para conservar el brillo y los colores intactos.
Y para que se vea todavía más trendy, te sugerimos llevarlo con los mechones del contorno del rostro más claros (como la técnica de money piece hair) y con tonos caramelos matizados. Esto quiere decir que no se deben inclinar demasiado hacia el amarillo o el anaranjado.
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